Este descubrimiento ofrece información notable sobre el estilo de vida y la cultura del antiguo Teotihuacán, que prosperó durante el período Clásico de las fases Xolalpan-Metepec Tardío, entre los siglos V y VII d.C.
Credit: Marisol Bautista Roquez/INAH
La ciudad de Teotihuacán, en su apogeo, fue uno de los centros urbanos más influyentes de Mesoamérica, con una población de aproximadamente 125.000 habitantes y una extensa área con más de 2.000 estructuras en 18 kilómetros cuadrados.
Aunque el pueblo fue identificado inicialmente por el arqueólogo Francisco González Rul durante la década de 1960, excavaciones recientes han permitido comprender mejor su significado.
Este asentamiento teotihuacano revela elementos arquitectónicos, alineamientos de piedra, huecos para postes y tres entierros humanos acompañados de ofrendas funerarias. Además, la evidencia sugiere que el pueblo era un centro para la elaboración de cerámicas y objetos artesanales de alta calidad, un testimonio de la avanzada experiencia tecnológica de sus habitantes.
La exploración, actualmente encabezada por los arqueólogos Juan Carlos Campos Varela y María Abigail Becerra Amezcua, ha revelado además estatuillas, artefactos de piedra verde, puntas de proyectiles de obsidiana y pedernal, y otros elementos indicativos de actividad artesanal.
Aunque situada en un entorno rural, la aldea probablemente mantenía conexiones comerciales e interdependencia con otros centros administrativos de Teotihuacán situados a lo largo de las orillas occidentales del lago de Texcoco. Esto sugiere una red de intercambio e interdependencia, poniendo de relieve las relaciones socioeconómicas de la época.
Uno de los aspectos intrigantes de este descubrimiento es la dependencia de la aldea de la autosubsistencia mediante la recolección y la utilización de recursos del lago de Texcoco. Estas estrategias de subsistencia, basadas en el estudio de la cerámica teotihuacana, arrojan luz sobre las habilidades prácticas y la adaptabilidad de los aldeanos.
La investigación arqueológica también ha descubierto capas que datan del Período Posclásico Tardío, revelando evidencias de ocupación azteca. Además, los vestigios de los siglos XVIII, XIX y XX permiten vislumbrar la evolución de la historia del pueblo.
Las excavaciones también expusieron un sistema de canales que delineaban espacios de chinampería. Estos canales, que recuerdan las prácticas agrícolas aztecas, se empleaban para cultivar plantas y hortalizas.
Entre estos canales, los investigadores descubrieron una serie de vasijas de cerámica, una escultura sentada sin cabeza y artefactos completos o semiacabados originarios del Período Azteca Tardío III (1440-1521 d.C.).
El equipo arqueológico del INAH ha concluido la fase de excavación y actualmente se encuentra analizando los materiales y restos óseos desenterrados. Al mismo tiempo, están supervisando las actividades de construcción en curso en el área, asegurando la preservación de este valioso sitio histórico.